En este artículo me gustaría platicarte por qué cuando estás bajo presión no das tu mejor rendimiento. Esto tiene que ver con el manejo de tus pensamientos y de cómo interfieren con la ejecución de tus movimientos al estar realizando tu deporte. Si entrenas esto, puedes lograr manipular tu mente para que no interfiera en tus resultados y además te ayude a que sean mejores.

Para dominar un deporte, necesitas hacer repeticiones en entrenamientos para lograr que esos movimientos salgan en automático. Lo que sucede es que con las repeticiones se crea un circuito neuronal para ese movimiento.

Cuando logras hacer el movimiento en automático ya no requieres pensar en qué vas a hacer o cómo lo vas a hacer, simplemente lo haces.

Te doy un ejemplo: recuerdas la primera vez que aprendiste a manejar, no podías platicar o hacer otra cosa pues tenías que pensar qué palanca ibas a mover, en presionar el acelerador, poner la direccional, etc. Una vez que aprendiste ya no necesitaste reflexionar en cómo hacerlo, sólo prendes el coche y manejas sin pensar, en automático. Incluso puedes platicar o hacer algo más al mismo tiempo.

El que nuestro cerebro logre automatizar los movimientos tiene ciertas ventajas como: hacer los movimientos más rápidos y eficientes, ya que no necesitas pensar en ellos. También disminuyes la tensión psíquica permitiendo al cerebro ocuparse de otros asuntos más relevantes, como por ejemplo revisar tu pulso, ver a los rivales, o evaluar distancias, al mismo tiempo que estás corriendo o pateando un balón.

Sin embargo, cuando llega el momento de la competencia, o el tiro libre o un penal, nos presionamos llegando a sentir ansiedad o nerviosismo.

El gran enemigo de la ejecución en automático son estos pensamientos sobre todo el pensar que nos va a ir mal o esperar que nos salga perfecto.

Estos pensamientos nos presionan y activan las zonas del cerebro que interfieren en los circuitos neuronales que ejecutan el movimiento en automático, por lo que empezamos a pensar en cómo debemos hacerlo, como si fuera la primera vez y al mismo tiempo nuestro cuerpo responde acelerando el ritmo cardiaco, alternado la respiración y tensionando los músculos y con esto se pierde la calidad de los movimientos y la técnica, precisamente se pierde lo que hacíamos en automático aumentando la probabilidad de fallar. Esto sucede tan rápido que no nos damos cuenta.

La práctica de mindfulness o atención plena nos ayuda precisamente a manipular nuestros pensamientos logrando que nuestra mente esté presente en el momento de la experiencia y la ejecución, evitando distraerte con esos pensamientos. Este entrenamiento mental te lleva a fortalecer tu mente, a crear consciencia de esas distracciones y lograr esta fusión de mente y cuerpo. Evitando que la mente produzca pensamientos que no son necesarios sobre todo cuando tu cuerpo ya sabe lo que tiene que hacer.