Por: Ana Escamilla

“Vivir consiste en respirar, vivir plenamente consiste en respirar conscientemente.

Antes de iniciar a leer has una pausa en este momento y revisa cómo estas respirando, siente la respiración en tu pecho y tu abdomen; y revisa si tu respiración es corta, o lenta, o rápida, o profunda.   Responde con toda honestidad, ¿Qué tan consciente estabas de tu respiración antes de que te pidiera que lo hicieras?

Sé que no vamos en el día a día pensando en cómo respiramos o pensando que tenemos que respirar, ya que es un acto involuntario que hacemos en automático.  Lo cual nos aporta ventajas pues no nos distrae de realizar otras actividades.  Pero hacerlo sin estar consciente también nos da desventajas y te voy a explicar por qué.

Te quiero dar algunos datos de lo que la respiración nos aporta a nivel cerebral y físico.  Un adulto en promedio respira entre 12 y 18 veces por minuto.  Si estás bajo una situación de estrés tu respiración aumenta hasta 30 veces por minuto al mismo tiempo que tu ritmo cardiaco lo hace.   Ésta es una respuesta natural de tu cuerpo ante una situación real o una situación que estás imaginando para prepararte para huir o atacar.

-Practica meditación o mindfulness para incrementar tu consciencia con la respiración.

– Una forma fácil de practicar poner atención a tu respiración es contando el número de veces que exhalas llegando al menos al número 10 o al 20.

-Respiración abdominal: Esto te ayuda a disminuir tu ritmo cardiaco ante una situación   complicada en tu vida o en el deporte, lo logras respirando profundo y lento por la nariz  permitiendo que el aire llegue hasta el abdómen y se expanda y luego regrese  lentamente al menos 10 veces.

“Pon atención a tu respiración y úsala para tranquilizarte, para tomar  mejores decisiones, para mejorar tu memoria y para tener más salud en general.

“Un adulto en promedio respira entre 12 y 18 veces por minuto.  En una situación de estrés tu respiración aumenta hasta 30 veces por minuto.

Te comparto que tu cuerpo no sabe distinguir si lo que tu mente está pensando es real o no.   Pues con el sólo hecho de pensar en algo negativo tu cerebro produce los químicos necesarios para afrontar esa situación sea real o imaginaria.  Causando que se eleve el flujo de sangre, tu ritmo cardiaco y tu respiración.  Y ¿qué pasa con ese exceso de químicos no necesarios? Eso te lo cuento en otro artículo.

Continuando con la respiración, por medio de la neurociencia han podido demostrar los efectos de la respiración en nuestro cerebro.  De acuerdo a una investigación de la Universidad de Medicina de Northwestern, la profesora asistente Christina Zelano se cuestionaba si respirar más rápido nos hace pensar y actuar más rápido.

Lo que descubrieron fue que el ritmo de la respiración afecta directamente la actividad en nuestro cerebro.  Descubrieron que al inhalar por la nariz estimulas más a tu cerebro a diferencia de hacerlo por la boca.  Las áreas que se ven estimuladas por la respiración son:

– Hipocampo: responsable de nuestra memoria

– Amígdala: responsable de nuestras respuestas emocionales

– Corteza piriforme: responsable de controlar nuestro sentido del olfato

En conjunto estas 3 áreas forman parte de nuestro sistema límbico que es el responsable de nuestras emociones más básicas como el enojo o el miedo.

Por lo que respirar correctamente y conscientemente puede hacer diferencia en tu actividad cerebral como mejorar tu memoria, tomar mejores decisiones o regular de forma más adecuada las emociones ante el estrés, la incertidumbre o el miedo.  Sobre todo en situaciones demandantes como lo puede ser una competencia, entregar una propuesta, o hacer una presentación; el respirar conscientemente te ayuda a reducir el nerviosismo y la ansiedad.

La neurociencia a través de investigaciones y la tecnología nos ha demostrado que si practicamos meditación o mindfulness, prácticas relacionadas con la respiración, podemos formar nuevas conexiones neuronales y reestructurar nuestro tejido neuronal.  De tal forma que con la práctica se activan las zonas con las que tomamos decisiones y planificamos y debilitan las zonas con las que reaccionamos ante el miedo o el enojo.

Por lo que te recomiendo lo siguiente:

-Detente al menos 3 veces al día (pon recordatorios, notas o alarmas) para hacer respiraciones conscientes.